Prof. Ron Maughan, catedrático emérito de Nutrición en la actividad física y el deporte, Universidad de Loughborough (RU); Presidente del Comité Científico Asesor del EHI
Durante muchos años, el consejo que se daba a los participantes de actividades de resistencia era asegurarse de beber bastante para evitar la deshidratación. Debido a que este consejo surgió, en principio, para los atletas de elite en deportes como el maratón, con frecuencia se aconsejaba beber tanto como fuera posible. Estas indicaciones se fundamentaban en el hecho de que los corredores de elite, quienes tardan poco más de 2 horas en terminar la carrera, en el caso de los varones, y algo menos de 2,5 h en el de las mujeres, trabajaban prácticamente al límite de sus posibilidades y tenían escasas oportunidades para beber. Además, antes de la aparición de los maratones populares, existían relativamente pocos puestos de avituallamiento: ninguno antes del km 16 y a partir de allí, cada 8 km. En la práctica, la expresión beber tanto como sea posible significa, en general, beber pero no demasiado.
En la actualidad, la mayoría de los maratones más importantes cuentan con puestos de avituallamiento cada 1,6 km y, en promedio, el tiempo que se tarda en finalizar la carrera en muchas de las grandes ciudades es aproximadamente de 4,5 h en el caso de los varones, y de 5 h en el de las mujeres. Como estas velocidades son mucho más bajas, los índices de sudoración serán mucho menores pero habrá muchas más oportunidades para beber en cada puesto de avituallamiento. Por lo tanto, no sorprende que los corredores más lentos que siguen el consejo de beber tanto como sea posible beberán bastante más de lo necesario para compensar la pérdida de sudor.
Beber en exceso producirá una disminución de la concentración de sodio en el plasma sanguíneo, una situación conocida como hiponatriemia. Si la hiponatriemia es leve, o aun en los casos de una hiponatriemia más marcada que progresa muy lentamente, es bastante inocua. Pero, un descenso rápido y acusado de la concentración plasmática de sodio dará lugar a la entrada de agua en las células con el fin de equilibrar las fuerzas osmóticas. El aumento del contenido de agua en el cerebro puede provocar un aumento de la presión intracraneal que cuando es muy grave, puede originar convulsiones y coma y, muy rara vez, llevar a la muerte. Es importante beber bastante, pero el sentido común indica que no hacen falta tasas elevadas de ingesta hídrica cuando se trata de corredores lentos en un clima frío. Este mensaje debe ser transmitido por los organizadores de la carrera a todos los participantes.