¿Es consciente del aumento del riesgo de deshidratación?
Las recomendaciones de la EFSA para adultos en cuanto a la ingesta diaria de agua de todas las fuentes* (agua, bebidas y alimentos) son aplicables independientemente de la edad en condiciones de temperatura ambiental y niveles de actividad física moderados. Sin embargo, los cambios provocados por la edad pueden aumentar el riesgo de deshidratación, con los consiguientes efectos sobre la salud y el bienestar.
2,5 l para hombres 2 l para mujeres |
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Consideraciones especiales para los ancianos
- Solemos beber en repuesta a la sed, pero al llegar a los 60 años de edad, si solo se bebe cuando se tiene sed, es posible que no se obtenga la cantidad de agua necesaria.
- En general la capacidad de concentración renal se reduce con la edad, lo que provoca una mayor pérdida de agua a través de la orina.
- La disminución del apetito y la mala selección de los alimentos pueden causar una reducción de la ingesta de líquidos procedentes de los alimentos.
- Algunos adultos ancianos pueden sufrir de mala memoria, inmovilidad, o enfermedades que pueden afectar a la ingesta de líquidos. Además, ciertos medicamentos también pueden bloquear el mecanismo de la sed.
- La deshidratación puede causar problemas graves en ancianos. Los ancianos corren un mayor riesgo de sufrir deshidratación y sus consecuencias potencialmente mortales: Las personas de entre 85 y 99 años de edad tienen una probabilidad seis veces mayor de ser hospitalizadas por deshidratación que las personas de entre 65 y 69 años.
- La deshidratación crónica constituye un problema grave y se asocia a un mayor riesgo de caídas, infecciones del tracto urinario, enfermedades dentales, trastornos broncopulmonares, cálculos renales, estreñimiento y deterioro de la función cognitiva.
Consulte más información sobre este tema y descargue el documento pdf Consejos importantes sobre hidratación para ancianos