La Sed

Por el profesor Simon Thornton, profesor de Neurociencias en la Facultad de Ciencias, Universidad de Lorena, Nancy, Francia.

La Sed

Con frecuencia, se dice que la sed debería servir de guía para beber, pero ¿qué significa tener sed? Muchas personas hablan de esta sensación aunque pocas pueden decir lo que sienten en realidad. Son muchos los autores que han estudiado la regulación fisiológica de la sed, la ingesta de líquidos y los fluidos corporales (1-6). En este artículo le explicamos el mecanismo fisiológico de la sed que lleva al cuerpo a la búsqueda de líquido. 

La distribución del agua en el cuerpo

Nuestro organismo contiene una determinada proporción de agua, que es del 70 % en un bebé y que disminuye progresivamente con la edad hasta un valor igual o inferior al 55 %. Aproximadamente las dos terceras partes del agua corporal se encuentran dentro de las células (espacio intracelular) y el resto, en el espacio extracelular, que consiste en los espacios situados entre las células (el espacio intersticial) y el plasma sanguíneo (7) como se esquematiza más adelante. No existen volúmenes estáticos; el agua circula entre los dos compartimentos más importantes (el intracelular y el extracelular, véase la figura) en función del gradiente de concentración que se genere entre ellos. Esto significa que cuando se produce una diferencia de concentración de iones dentro de las células respecto al exterior, el agua fluirá desde la zona de concentración más baja hacia la de concentración más alta hasta que ambas zonas alcancen la misma concentración.

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*Adapted from: Elsevier, Inc. Netterimages.com. http://www.netterimages.com/images/vpv/000/000/021/21248-0550×0475.jpg. Ver referencias en el texto.

En nuestro cuerpo, la concentración ideal de soluto es aproximadamente de 300 mosmol/l, lo que equivale a 9 g de sodio por litro de agua (es decir, una concentración similar a la de una solución fisiológica que puede adquirirse en cualquier farmacia). Puesto que el sodio es el principal ión del compartimento extracelular, su concentración ofrece una idea suficientemente exacta de lo que puede ocurrir dentro del cuerpo. La pérdida de agua corporal o el aumento de la ingesta de sal a través de los alimentos provocan un aumento de la concentración de sodio en el compartimento extracelular, por lo que el agua sale de las células para reducir el gradiente de concentración.


Respuesta fisiológica

Fisiología de la homeostasis del agua
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Unas células especializadas del cerebro, denominadas osmorreceptores, detectan esta disminución del agua celular y desencadenan el mecanismo de la sed, es decir, el proceso de búsqueda e ingesta de agua, así como la liberación de la Hormona Anti-Diurética (HAD o vasopresina) al torrente sanguíneo. Como su nombre indica, la HAD actúa en el riñón para disminuir la pérdida de agua a través de la orina (antidiuresis) (8).

Si se bebe agua, ésta penetra en el torrente sanguíneo tras ser absorbida por el intestino y reduce el gradiente de concentración, lo que restablece la concentración normal en ambos compartimentos. Este efecto disminuye la concentración de HAD, permite el normal funcionamiento de las células del cuerpo y reanuda la producción de orina en el riñón. Si no se bebe en seguida o si la cantidad de líquido ingerido es insuficiente, se libera cada vez más HAD y se reduce progresivamente la producción de orina. En general, este efecto se traduce en volúmenes de orina más pequeños (es decir, se acude al lavabo con menos frecuencia) y en que, a menudo, esa orina es más oscura de lo normal (9).

Si se pierde demasiada agua

También puede producirse pérdida de agua específicamente del compartimento extracelular (los ejemplos extremos son la hemorragia y el vómito) lo que produce una disminución del volumen sanguíneo. Unas células especializadas del sistema cardiovascular detectan esta disminución y envían una señal al cerebro para que se libere HAD y para que aumente la concentración de otra hormona denominada angiotensina.

 

La angiotensina ejerce varios efectos ( (10):

  • Es vasoactiva (es decir, produce una disminución del diámetro de los vasos sanguíneos);
  • Estimula la liberación de HAD y la búsqueda y el consumo de agua;
  • Estimula la liberación de otra hormona, la aldosterona;

 

El principal efecto de la aldosterona consiste en disminuir la cantidad de sodio excretado en la orina (mediante su reabsorción). Todos los efectos de los receptores de volumen y de la angiotensina se orientan a intentar asegurar la retención de agua y de sodio para que el volumen sanguíneo no disminuya hasta un grado peligroso para la salud. Si se empieza a beber agua, el volumen sanguíneo recuperará rápidamente la normalidad y disminuirá la concentración de hormonas, hecho que permitirá el funcionamiento normal del cuerpo. Si no se empieza a beber agua o si lo bebido es insuficiente, se sintetizará una mayor cantidad de las tres hormonas y disminuirá cada vez más el volumen de orina con el consecuente oscurecimiento de la misma.

Why don’t humans always respond to these physiological signals of thirst?

Se trata de un tema complejo (6) y puede depender de varios factores como los que se enumeran a continuación (11):

  • Desconocimiento de los beneficios de la ingesta de líquidos
  • Olvidarse de beber
  • Aversión al gusto del agua
  • Ausencia de sed
  • Falta de disponibilidad de agua
  • Necesidad de evitar interrupciones frecuentes para ir al aseo en el entorno laboral

La evaluación cognitiva de la disponibilidad de lavabos puede tener importancia en la toma de decisiones sobre cuándo y dónde beber pese a la existencia de las señales fisiológicas de la sed. 

Estudios llevados a cabo recientemente en los que se observa una elevada osmolalidad urinaria (un signo de deshidratación) en niños escolarizados cuando llegan a la escuela, indican que la restricción del acceso a los lavabos puede ser uno de los factores que influyen en los niños respecto al momento en que beben (12-14). Este hecho podría indicar la existencia en el ser humano de una forma de control cognitivo para responder a las señales de la sed y que, tal vez, esta capacidad de ignorar las señales dé lugar, a la larga, a una incapacidad para percibir correctamente la sed, lo que llevaría a ciertos individuos a permanecer deshidratados durante periodos prolongados de su vida.

Si está alterado el mecanismo de la sed

La capacidad de sentir sed disminuye con la edad. Además, determinados medicamentos pueden influir en la respuesta hormonal. 

Con la edad, el cuerpo pierde la capacidad de responder con sensación de sed a un déficit hídrico, lo que aumenta el riesgo de deshidratación. Por tanto, para estar convenientemente hidratadas, las personas mayores deben prever las demandas del cuerpo y no esperar siempre a tener sed para beber (7).

Los medicamentos diseñados para inhibir la síntesis de angiotensina y bloquear o inhibir su receptor específico representan más del 80 % de los tratamientos para la hipertensión y la insuficiencia cardíaca. Asimismo, estos medicamentos pueden emplearse para tratar otros trastornos modernos como la obesidad, la diabetes, el cáncer e incluso la enfermedad de Alzheimer (15). La liberación de angiotensina en el torrente sanguíneo es la respuesta fisiológica a la deshidratación del compartimento extracelular (16), por lo que podría existir una relación entre la deshidratación leve a largo plazo y estos trastornos modernos de la salud.

Agradecemos al Prof. Simon Thornton, de la Universidad Henri Poincaré (Nancy, Francia) la cesión del contenido en el que se basa el texto de este apartado. Su artículo científico titulado “Lo que se entiende por sed y ¿por qué no sentimos el impulso de beber cuando fisiológicamente tenemos sed?” (What is meant by thirst and why do we not feel the drive to drink when we are physiologically thirsty?), puede consultarse en el apartado Artículos seleccionados


1. Ramsay DJ. The importance of thirst in maintenance of fluid balance. Baillieres Clin Endocrinol Metab 1989; 3(2):371-91.

2. McKinley MJ, Johnson AK. The physiological regulation of thirst and fluid intake. News Physiol Sci 2004; 19:1-6.

3. Stricker EM, Hoffmann ML. Presystemic signals in the control of thirst, salt appetite, and vasopressin secretion. Physiol Behav 2007; 91(4):404-12.

4. Noakes TD. Is drinking to thirst optimum? Ann Nutr Metab. 2010;57 Suppl 2:9-17.

5. Thornton SN. Thirst and hydration: physiology and consequences of dysfunction. Physiol Behav 2010; 100(1):15-21.

6. Millard-Stafford M, Wendland DM, O’Dea NK, Norman TL. Thirst and hydration status in everyday life. Nutr Rev 2012;70 Suppl 2:S147-51.
7. EFSA Panel on Dietetic Products, Nutrition, and Allergies (NDA); Scientific Opinion on Dietary reference values for water. EFSA Journal 2010; 8(3):1459. Available at: www.efsa.europa.eu/en/efsajournal/pub/1459.htm

8. Knoers NVAM. Hyperactive vasopressin receptors and disturbed water homeostasis. N Engl J Med. 2005;352(18):1847-50.

9. Armstrong LE, Pumerantz AC, Fiala KA, Roti MW, Kavouras SA, Casa DJ, Maresh CM. Human hydration indices: acute and longitudinal reference values. Int J Sport Nutr Exerc Metab 2010; 20(2):145-53.
10. Fitzsimons JT. Angiotensin, thirst, and sodium appetite. Physiol Rev 1998; 78(3): 583-686

11. McCauley LR, Dyer AJ, Stern K, Hicks T, Nguyen MM. Factors influencing fluid intake behavior among kidney stone formers. J Urol. 2012;187(4):1282-6.

12. Bonnet F, Lepicard EM, Cathrin L, Letellier C, Constant F, Hawili N, Friedlander G. French children start their school day with a hydration deficit. Ann Nutr Metab 2012; 60(4):257-63.

13. Fadda R, Rapinett G, Grathwohl D, Parisi M, Fanari R, Calò CM, Schmitt J. Effects of drinking supplementary water at school on cognitive performance in children. Appetite 2012; 59(3):730-7.

14. Stookey JD, Brass B, Holliday A, Arieff A. What is the cell hydration status of healthy children in the USA? Preliminary data on urine osmolality and water intake. Public Health Nutr 2012; 15(11):2148-56.

15. Thornton SN. Angiotensin inhibition and longevity: a question of hydration. Pflugers Arch 2011; 461(3):317-24.

16. Damkjær M, Isaksson GL, Stubbe J, Jensen BL, Assersen K, Bie P. Renal renin secretion as regulator of body fluid homeostasis. Pflugers Arch. 2012 Oct 25. [Epub ahead of print]