Hidratación y viajes
Viajar y vacacionar en un clima cálido por lo general aumentan nuestras necesidades de hidratación.
En condiciones climáticas templadas, el individuo adecuadamente hidratado, podría perder un promedio de aproximadamente 2 a 3 litros diarios de agua. Esta pérdida de agua es, principalmente, a través de la orina, pero la sudoración también puede dar lugar a grandes pérdidas de agua. Tenemos que recordar que la cantidad de agua perdida por la sudoración aumentará en ambientes cálidos y / o húmedos, especialmente en presencia de corrientes de aire o durante el aumento de la actividad física.1 Este agua necesita ser reemplazada para que permanezcamos adecuadamente hidratados.
Cuando viajamos en avión, nuestros cuerpos tienden a deshidratarse porque el aire acondicionado en la cabina hace que el aire sea más seco que en un ambiente típico de interiores. La deshidratación durante los vuelos largos, junto con la falta de movimiento, aumenta el riesgo de trombosis venosa profunda2
El viajar en un coche con alta temperatura en su interior, puede conducir a sudoración y a la pérdida de agua. Incluso en vehículos con aire acondicionado, la pérdida de agua puede aumentar en los viajes largos. Es muy importante mantenerse hidratado durante la conducción, ya que incluso los niveles leves de deshidratación pueden afectar el rendimiento físico y cerebral, afectando potencialmente la concentración y el aumento de la somnolencia.1 La ingesta frecuente de bebidas no alcohólicas pueden ayudar a prevenir la fatiga en las carreteras.
Consejos para mantenerse adecuadamente hidratando cuando viaja
• Conozca sus necesidades habituales de hidratación. A continuación, puede ajustarlos para el viaje, el clima de destino y lo activo que estará allí.
• Asegurarse de que la orina permanece de color claro, esto asegurará que se mantiene bien hidratado. Si no lo hace, beba más agua.
• Recuerde que todas las bebidas no alcohólicas ayudan con la hidratación (por ejemplo, agua, leche, zumo de fruta, refrescos) y muchos alimentos contribuyen al consumo total de agua (por ejemplo, frutas y verduras)
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